La verdad que procuro
mantenerme lejos del folio en blanco
de librerías, de museos,
del cuero arrugado de los labios
que penden, colgajos,
en las barbillas de hombres descalzos.
Hay un espacio vacío y lleno
de información que desconfío.
Necesariamente –me digo,
debe haber respuestas
para cada pregunta.
Si lo que a mí me angustia –sigo,
es ese plural.
No el plural de los folios, los museos o los viejos,
no las eses generales,
como buena murciana,
sino las eses que marcan,
precisamente –me digo,
que no hay solo una respuesta
a cada una de las preguntas.
Por muy pura,
concreta,
por bien que la formule,
con maña de artesano
mimo de monje
tibetano
solo seré una murciana que trata
palacios con mondadientes
y mi cuna humana me condena
a la ese
que tanto miedo me da y me como siempre
cuando –pregunto
cómo ehtáh.