Tu cuerpo es aquello
de lo que no sé casi nada.
Sé algunas cosas sobre tu corazón,
el de tinta y el que late
a ritmos distintos bajo tu pecho.
Pero yo,
yo no lo he tocado.
A veces aprieto fuerte
los párpados
y mis yemas resuenan en el teclado:
las plegarias
de que sí,
que mis labios puedan
que quizá yo
y quizá tú
y luego un rendirse, acordarse
del destino aleatorio
del vuelo de las mariposas.
Resuena, en fin, un eco que dice
yo,
yo querría
ver abrirse tu pecho como una puerta
horizontal de tinta y sangre impoluta
que no te manchara las sábanas
Solo querría ver salir de ahí
mariposas y larvas
y sentarme en tus piernas, encajada en tu sexo
y comer palomitas y admirar
el increíble espectáculo
de tu cuerpo vivo.