No me apetece tanto el ceviche
si no me lo das tú a cucharadas
No me llama la atención la ensaladilla negra
si no viene con tus uñas largas
Prefiero, la verdad, mirar el hueco
gigantesco de una dilatación añeja
y verte brincar por las calles
para llegar al fruto
Sí que comería, en cambio,
un poco de eso otro:
mandarina ácida
que jamás se traga.
Escupir contigo gajos
e insultos por la calle
Burlar a todo: a la pasma, a los pescaderos,
a los circenses y a la muerte
Me quiero sentar contigo
a cenar los poros de tu carne
a que devores las palabras deshilachadas
que olvidarás porque no dicen nada
Sin duda
se me antoja más apetitoso
cruzar la calle a caballito
que aliñar el caballito con romesco
Y a saber qué salsas son
esas impronunciables que cuestan
un ojo de la cara que no nos podemos permitir
porque necesitamos intactos
los dos ojos para vernos
Reír y reírnos
del mundo tal y como está
y llorarlo en la eternidad
de unos cuerpos de cera
En el silencio de la galería
que a mí me da risa y tú respetas
Como no respetas las banderas ni los mocasines
ni algunos insultos inaceptables
Quiero rebelarme contigo
en nombre de los vivos
contra las cenas de etiqueta
y los protocolos diplomáticos
Te haré rey en un castillo
y podrás salir de tu muslo para abrazar,
por los hombros, a la reina Isabel
y llamarla Isa
Reírte con Felipe,
el tuyo o el del Estado,
y renegociar las bases
de uno que tú prefieras
Que te exhiban aupado por la Castellana
y si te mareas mucho,
por la Gran Vía
de Murcia, que también vale.
A mí, lo que tú digas,
vale. Me vale.
Nos vale tó, si hay sonrisa,
caballito, mandarina, ceviche o ensaladilla.
Pero si me sueltas,
te juro,
si me sueltas el brazo
alrededor del cuello cuando paseamos
Mandaré a todas las autoridades
del mundo a que te detengan
y a los tres días te dejaré libre
para que resucites como siempre haces
Porque ni queriendo podría
odiarte. Porque un poco
ahora bastante
te quiero
febrero 2019
P.D. El chico en cuestión me dejó
un par de semanas después.
El 2019 ha sido un año pistonudo.