DENTRO
Se cuela la brisa entre
pestaña
y entre párpado y párpado
una ola.
Acecha el cormorán,
o la gaviota,
en vuelo concéntrico
de línea aérea
y desciende el picado
¡pum! El pescado.
No tiene nada de errante
este sol de espalda
encajado entre pecho
y párpado y pestaña.
Mismo sitio, pero ahora
arrecia el fresco
y ha cambiado la luz
de posición.
Qué mar,
no embravecido
sino liso y llano
y puro y simple.
Me quedo entre
y entre;
dentro, que entren
los pedazos de todo
en el invierno cálido.
FUERA
Se cuela también,
de fondo,
la respuesta
a las preguntas complejas.
Y eran tan obvias,
tan solo
tan obvias
hacía falta formularlas.
Igual que en las cartas,
de sí o no:
ni un tema.
Echa una, y ya.
Y el resto, pa fuera.
¿Ves? Se despeja
la nube confinada
de tergiverse.
Vuelvo a escribir,
a pensar en verso.
Y lo mismo, en este tiempo,
aprendí a convivir sin fundirme
a ser impasible y dúctil,
las dos,
ante el ajeno.