Suave – Jaiku largo

El amor 

floreciendo en sábanas. 

El amor puro

inmarcesible

del colgajo de un brazo

embadurnado de crema

y mantequilla

un encaje de satén

noventero y joven

inmortal la esmeralda

de tus ojos, faraona.

El amor verde

de tu piel suave,

el amor suave

abierto de piernas en tu vientre

enroscado como hiedra en tus piernas

que son troncos

que me mecen,

el amor en las piernas hinchadas

como troncos de savia,

y suave la tinta

en el nacimiento de mi pierna

suave el amor

de tus uñas largas

suave tu palma y la miel

de tus ojos,

esmeralda.

El amor contigo huele a ti

en el nacimiento del pelo

cano en la frente

te beso cada hueco cada mancha

cada herida cada historia cada risa

cada lágrima

me la bebo y te guardo

y orino en un cubo que dice fuego

y lo enjuago en el mar

y dejo rastros de sangre en prendas

propias, ajenas y me dejo

llevar

a comer Nutella con las manos

y grabar en la retina

recuerdos de sal

y luces amarillas con arcos

que resguardan, María,

de todo mal. 

No te vayas, te digo,

no te vayas, mi amor.

Quédate conmigo en letanía,

acúname 

en este dolor

que no es mío sino nuestro. 

El amor, en fin,

este amor que ve,

este amor vidente que se regocija

en tierna carne,

este amor paciente

que habla siempre

lento

y suave.

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